El caso brugal fue y es uno de los mayores escándalos de la comunidad valenciana y de nuestro país, no solo por el alto número de implicados sino por la cantidad de dinero y de tramas que derivó de él. Pero sobre todo fue un hecho que marcó nuestra ciudad, la policía tuvo que intervenir el ayuntamiento de Orihuela y esto supuso la caída de dirigentes políticos del Partido Popular, no solo de Orihuela sino de la provincia de Alicante, que además están involucrados en otras de las piezas derivadas de este caso.
Aquella vergüenza que persigue a nuestra ciudad desde hace ya 14 años derivó en la investigación de una trama corrupta de la que hoy hemos conocido su sentencia. La verdad la sabemos, las consecuencias políticas son conocidas, pero la verdad judicial dada a conocer hoy es otra diferente y hay que reconocer que es decepcionante, aunque habrá que asumirla. Y aquí hay un sentimiento encontrado; estamos en un país que garantiza los derechos de las personas, que el tema de las escuchas debe tener una formalidades muy rigurosas, pero por otro lado duele que queden impunes conductas delictivas. Además suelen coincidir cuestiones de estas (formalidades escuchas) con delitos de poderosos y gente que ha estado vinculada al Partido Popular.
Estamos seguros de que las acusaciones y la fiscalía recurrirán ante el Tribunal Supremo. Pero está bien para recordar lo que pasó, y aquella época nefasta en la que para el PP, los ayuntamientos, las diputaciones y la Generalitat solo eran un cajón lleno de dinero, y todo el que pasaba se llevaba algo. Afortunadamente ya hemos pasado esa época, hemos cerrado esa etapa, estamos ante una de las 20 piezas en las que se desgajó el brugal.
La justicia ha tomado esta decisión y hay que admitirla pero en el plano político y social es evidente que paso lo que pasó y dejó huella, consecuencias en forma de lixiviados y sellados de vertederos que han costado mucho dinero a los valencianos, pero que el bosque no nos impida ver la claridad, el dinero público y la gestión municipal de los políticos solo debe tener un beneficiario; el pueblo.